sábado, 22 de febrero de 2014

Hyde Park

Sentí que estaba enamorada. De él y de todo lo que le rodeaba. Así que le abracé con todas mis fuerzas, y me sentí pequeña. Pero noté que ráfagas de algo especial emanaban de las puntas de mis dedos. Miré hacia arriba y vi cómo llegaban a la rama más alta. Cómo se estremecía de placer. Sentí calor en mi cuerpo, un “no te vayas, quédate conmigo”. Pero el viaje se había acabado y tenía que partir. 

Hasta la próxima, árbol de Hyde Park.
3 de febrero de 2007

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