martes, 13 de mayo de 2014

3, 2, 1

Recuerdo perfectamente una conversación contigo hace un año. Después de pedirte una estupidez de las mías, te dije que lo que más me gustaba de ti era cuando aparecías de esa manera tan tuya, de repente, sin avisar. Anoche lo volviste a hacer y seguramente ni tiene importancia ni significa nada para ti, pero somos muy diferentes, e interesarte por algo tan “nuestro” despertó algo en mí. Por suerte, la intensidad de esa emoción inicial es inversamente proporcional a la que luego perdura una vez he reaccionado. Así que en 3, 2, 1 lo habré olvidado y podrás volver a sorprenderme. Qué bien.

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