domingo, 25 de mayo de 2014

¿Y ahora qué?

Muy bien, has vuelto. ¿Y ahora qué? Es un detalle por tu parte y quiero agradecértelo si lo has hecho por mí. Pero es evidente que no tienes nada que contarme. Yo, en cambio, no hay día que no tenga ganas de acudir a ti para compartir contigo algo que me ha pasado, algo que me preocupa o simplemente decirte cómo me siento. Admito y tengo asumido que existe esa diferencia entre los dos, pero no tengo claro si debo conformarme con ella o dejar de ser yo para equilibrarme contigo y rendirme a los pies del hablar por hablar. No me apetece demasiado, la verdad, pero sólo me queda eso o dejarme llevar y seguir igual.

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